En las últimas entradas hemos analizado tres roles: víctima, salvador y perseguidor, tres maneras de enfrentar la vida que no responden al aquí y ahora del presente, sino a un guion preestablecido. Si quieres recordar en qué consiste cada rol, aquí tienes los enlaces:
Los tres roles interactúan en un juego psicológico, siguiendo la definición de juego de Eric Berne: los juegos son una forma de relacionarse que se basa en la manipulación abierta del otro, y en los que los jugadores, al final, terminan con una sensación incómoda de pérdida.
Estos juegos psicológicos tienen unas reglas, tal como el resto de juegos: son repetitivos, se juegan desde una posición fuera del Adulto presente, acaban mal para todos los jugadores y suponen intercambios ocultos y contrarios al intercambio que se da a nivel verbal.
El triángulo dramático en acción
Los tres roles comienzan justificando su rol, y van cambiando de uno a otro según se desarrolla la dinámica. Puede que tengas una tendencia clara a actuar según uno de los roles, pero la interacción con otro de ellos puede hacerte pasar a un rol distinto.
La forma en la que victimista, salvador y perseguidor se persiguen fue descrita por Stephen Karpman: los tres roles se posicionan en un triángulo “dramático” y van pasando por los otros roles, “persiguiéndose”:
Cambio de rol en el victimista
El rol victimista se convierte fácilmente en perseguidor, por ejemplo al final de un juego “sí, pero…”: el victimista habrá ido echando por tierra cada propuesta de solución a un problema, hasta que se dé el giro dramático del juego, en que dirá: “¿Ves? ¡No eres capaz de ayudarme!”.
También puede escabullirse hacia el rol salvador, dedicándose a atender las necesidades de los demás para quizá reforzar su lado débil.
Cambio de rol en el salvador
A veces un salvador puede adoptar el tono victimista cuando se siente mártir: “Después de todo lo que he hecho por ti…”.
Otras veces, puede entrar en la dinámica del perseguidor, con tonos más agresivos: “¡Es la última vez que te ayudo!”
Cambio de rol en el perseguidor
El perseguidor se hace pasar por salvador cuando se presenta como el “ángel vengador” o cuando aparenta haber claudicado, diciendo: “Haz lo que quieras”, pero en un tono en el que se conserva la ira manifiesta de su rol.
También puede justificar su conducta presentándose como víctima de acontecimientos o personas de las que no tiene más remedio que defenderse (porque están equivocados).
No hay solución a este juego
Las interacciones que se dan en el triángulo no acaban en una solución, sino que refuerzan el rol que ha adoptado cada participante:
- El perseguidor humilla y reduce al victimista.
- El salvador cede y deja de lado sus necesidades.
- El victimista se doblega a las órdenes del perseguidor o a la “ayuda” del salvador.
También pueden ocurrir manipulaciones en el sentido contrario:
- El victimista manipula al salvador para que haga todo por él.
- El salvador recorta terreno al perseguidor haciendo tareas en su lugar.
- El perseguidor manipula al salvador presentándose como víctima de la sociedad.
Y es que, en resumen:
- Los victimistas buscan seguridad, y se ocultan tras el temor.
- Los salvadores buscan la aprobación, y se apoyan en el sacrificio.
- Los perseguidores buscan el control, y lo refuerzan con ira.
Uso equivocado de la ira
De alguna manera, los tres roles giran en torno a un uso equivocado de la ira, ya que los victimistas la tienen como emoción negada, a la que no acceden conscientemente, los salvadores no se permiten mostrarla, la reprimen detrás de su fachada de ayuda, y los perseguidores utilizan un exceso de ira para ocultar emociones y sensaciones de vulnerabilidad o debilidad.
El triángulo dramático de Karpman es una manera muy hábil de no entrar en la intimidad. Otras formas de lograrlo están descritas en este artículo de Criteria Literata.
La buena noticia es que se puede dejar de jugar a este juego destructivo, y en el próximo post veremos cómo.
Commentarios
10 respuestas a «El triángulo dramático de Karpman»
[…] el anterior post describimos la forma en la que los tres roles no adultos se relacionan en un juego dramático que […]
[…] hay una cierta relación entre los tres estados del yo y el triángulo de Karpman, ya que podemos identificar al victimista como el estado Niño, al perseguidor como el Padre […]
[…] El triángulo de Karpman y cómo salir de él […]
[…] Por ejemplo, los estados del yo del Padre, Adulto y Niño, dar caricias o dar descuentos, jugar a juegos o tener un guion de […]
[…] Los roles de perseguidor, víctima y salvador descritos en el triángulo de Karpman. […]
excelente!!! me aportó un monton de CLARIDAD. Ordenar y aceptar para sumergirse en un nuevo Orden…habiendo » aceptadi» el valor del Caos
Muchas gracias por su comentario, Iris! Me alegro de que le haya servido.
[…] cada vez que repite una conducta de guion que el resto aplaude, fuerza, o trata de evitar desde el salvador. Esto es: los demás refuerzan el guion de comer todo y engordar, lo aplauden y hacen lo mismo, o […]
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