Se va marcando la diferencia entre lo que se supone que era la solución esperada y tradicional (familia con hijos) y lo que está siendo la solución inesperada y novedosa (todo lo demás).
En particular me refiero al número creciente de personas solteras o divorciadas que llevan un estilo de vida que hasta hace muy poco era accesible únicamente a los hombres y, aun así, tampoco muy apetecible.
Estar soltero sigue siendo caso aparte
La sociedad no se acaba de adaptar a este nuevo estilo de vida a la velocidad necesaria. Hace ya muchos años que existen familias monoparentales y tanto mujeres como hombres que permanecen solteros o divorciados a edades en las que hace bien poco se estaba “felizmente” casado con hijos.
¿A qué me refiero con la falta de adaptación?
- Por ejemplo, no se edifican viviendas para esta realidad, se siguen construyendo pisos de 2-4 dormitorios, como si el objetivo de todos tuviese que ser formar una familia numerosa.
- O por ejemplo, no se destina ninguna política social que contemple las necesidades de estas personas, a menos que sean de la tercera edad. La soledad de los solteros se piensa que es buscada, como se puede deducir de lo que cuenta Judith Duportail en este artículo sobre ligar en la era Tinder de Beatriz Serrano.
Antes también había solteros y solteras, y aquí hago la separación de géneros porque antes no era lo mismo un soltero que una solter(on)a: un soltero vivía solo y hacía una vida de crápula (se supone, se espera o se atribuye) y una solter(on)a vivía con la familia y ayudaba al cuidado de los hijos de otras. Había hasta un refrán:
El buey suelto, bien se lame [porque no tiene yugo…].
Pero no quiero volver atrás en el tiempo, más bien describir lo que sucede ahora pero no se acaba de digerir, el creciente número de personas que viven solas y que son como calcetines desparejados, que permanecen al margen de lo que hacen “las familias” (todo aquello que gira en torno a los niños), que se van buscando la vida y la van inventando, porque no estaba descrita en ninguna tradición.
Soltera se dice single
Para eliminar la carga de la palabra soltera, ahora se usa la palabra single.
Los singles son gente que principalmente se divierte en actividades para singles, en las que pueden conocer a otros singles y potencialmente ligar con ellos para dejar de ser singles.
En esto sí hay una adaptación del ocio: hay viajes para singles, salidas para singles, encuentros para singles… Porque se entiende que los singles no tienen nada que ver con “las familias”, son entes que “han elegido” estar solos en su vida aunque bien pudieran en cualquier momento llevar una vida “tradicional”, solo que no quieren (no pueden).
La descripción de un single suele conllevar un comentario que en el fondo parece describir las obligaciones de este tipo de vida:
No te creas que se queda en casa: sale, se divierte, viaja… ¡no para!
Antes (el antes de la época de mis padres y abuelos) las familias eran versiones extendidas: en una casa se juntaban los padres y los hijos, pero también los abuelos y un tío abuelo que andaba por ahí, o una hermanastra de la madre, etc.
Ahora, las familias son versiones exiguas de la familia nuclear: uno o dos de los padres y el hijo, o los dos hijos. Y por supuesto, muchas variaciones sobre el tema.
Antes entonces en la familia estaban incluidos todos aquellos miembros que, por la razón que fuese, se habían quedado solteros o eran viudos. Si había que ir a algún sitio, iban todos juntos. Era un grupo variopinto y tenían que trabajar por llevarse bien porque compartían espacios reducidos.
Y ahora, de “las familias” estamos excluidos todos los que no tenemos nuestra propia familia, idealmente formada por dos adultos que son pareja y uno o dos niños. Y todos los demás, fuera, que se las apañen.
Así, lo que antes se resolvía con una casa no muy grande pero con varias “estancias” o literas o sofás-cama, ahora se resuelve con varias casas, a veces una por persona. Y esto hay que responderlo en el mercado inmobiliario, pero sospecho que no con esas cápsulas de procedencia japonesa, sino con un estudio realista de cómo se distribuyen ahora las familias extendidas y qué soluciones se les pueden ofrecer.
No se tiene en cuenta en ningún momento la carga económica de ser soltero, fundamentalmente compuesta por los gastos de vivir en soledad,
…porque tú lo has elegido.
Soltera de soledad
Esto no va exactamente de casas, tampoco va de actividades de ocio, no va siquiera de lo caro que puede resultar no seguir el modelo de “las familias”. Esto va de soledad, la misma soledad que se revelaba en esa mujer que sale a sentarse al banco frente a su casa para poder ver gente. La soledad del que se ve obligado a crear un escaparate virtual en Instagram tras el que parapetarse. La soledad de la que insta vehementemente a sus amigas a acudir a fiestas en terrazas de moda. La soledad de la que se alimentan entonces las redes sociales y muchas de las soluciones de ocio, y si se alimentan de ella la tienen que potenciar, como también explicaba Judith Duportail en el artículo mencionado.
No importa que estés sola mientras demuestres que lo has elegido y que eres muy feliz así. Mejor usemos palabras en inglés para alejar connotaciones y cargas de significado de viejas épocas:
No importa que seas single mientras que muestres llevar una vida muy cool.
Commentarios
4 respuestas a «Soltera se dice single»
Cada vez somos más los Singles que pensamos que no se es más feliz el que vive en pareja que el que ha decido vivir solo, ya que no tienes que aguantar otras manias que nos sean las tuyas propias y si encuentras otro single que te guste y formas una pareja de singles (en la que cada uno viva en su casa), a mi parecer esa es la mejor forma de vivir.
Bien visto eso de una pareja de singles, me gusta. ¡Gracias por tu comentario! 🙂
[…] Hay muchas personas solas, dentro de su casa-como-celda. Ya escribí sobre ello cuando observaba a una vecina del barrio sentarse en un banco a diez pasos de su casa, vecina que ahora tendrá que permanecer sentada dentro. O cuando describí los eufemismos que giran en torno a los singles y sus actividades. […]
[…] a las otras personas y confiar, a veces a ciegas, en que no nos van a contagiar. Así que esos viajes de singles de los que hemos hablado alguna vez están en riesgo de no producirse este […]