Es bastante curioso: existen muchos libros que venden la fórmula del éxito. Incluso mucha formación está orientada a que tengamos éxito. En estos materiales, aparecen ejemplos de personas y empresas que han tenido éxito con ideas novedosas, con inversión en innovación, con su anticipación a los mercados, etc.
Sin embargo, parece que nadie se dedica a explicar el éxito de los que fracasaron en vida, a explicar por qué estudiamos las obras de los artistas que en vida eran casi vagabundos, llevando vidas sórdidas que acabaron en suicidio o sufriendo trastornos mentales que por momentos les incapacitaban.
Algunos de estos fracasados con éxito post mortem pertenecen al club de marcianos que inauguré en un post anterior, por ello les resultó especialmente difícil en vida vender sus ideas, vivir de su creatividad, hacer valer sus obras.
Otros fracasados no tuvieron el éxito suficiente como para que ahora se les recuerde, lo más probable es que se pierdan en el olvido, a menos que alguien muestre interés por contar sus vidas…
El loco del pelo rojo
Vincent van Gogh es uno de estos fracasados. A pesar de su forma inusual, novedosa y bella de expresión plástica, aquel loco apasionado no pudo ni imaginar lo que se valorarían sus pinturas más adelante.
Un hombre obsesionado con plasmar la luz del sol, la acción de trabajar en el campo, el movimiento del viento en los trigales, que trabajó intensamente cuadro tras cuadro. Recomendaría ver aquí la película El loco del pelo rojo, un gran homenaje a este pintor, estéticamente trabajada. ¿Alguien utiliza a van Gogh como ejemplo de éxito? Parece que no. Lo que hizo en vida no le sirvió de mucho.
Vincent llevaba el nombre de un hermano que nació un año antes que él y murió de forma prematura. Tal como dice el tomo “Vincent van Gogh y la melancolía” de la colección This is Art de El País,
…el segundo Vincent llegó al mundo con esa lápida sobre el pecho, la piedra de su melancolía. Los padres no se lo pusieron fácil: le hicieron sentir que era una copia y no el original, un sustituto imperfecto.
SIVAINVI (VALIS)
Philip K. Dick tuvo reconocimiento en vida: fue admirado tanto por autores coetáneos de ciencia ficción (por ejemplo, Robert A. Heinlein) como premiado numerosas veces y publicado en distintas revistas. Su producción fue vasta, tanto en novelas como en relatos cortos.
Sin embargo, no conseguía salir adelante, vivió con dificultades económicas y necesitando ayuda toda su vida. Además, comparte con Van Gogh el caminar por el filo entre la cordura y la locura, tenía visiones y posiblemente brotes psicóticos. Como podéis leer en el completo artículo de Wikipedia:
Dick aceptó estas visiones como reales, buscando otras explicaciones racionales y religiosas, creyendo que había establecido contacto con una entidad divina de algún tipo, a la que se refería como Cebra, Dios, o más frecuentemente SIVAINVI. SIVAINVI es el acrónimo de SIstema de VAsta INteligencia VIva (en inglés VALIS: Vast Active Living Intelligence System).
Ahora, todos conocemos sus historias por las adaptaciones cinematográficas que se han hecho de ellas, por ejemplo, Blade Runner, adaptación de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? o Desafío total, adaptación de Podemos recordarlo por usted al por mayor, por citar las más conocidas.
¿Se sabe si en alguna escuela de negocios o en algún libro sobre el éxito se pone como ejemplo a Philip K. Dick? Parece dudoso.
Este escritor comparte con van Gogh la carga de un hermano muerto, en este caso, el fallecimiento de su hermana melliza a las pocas semanas de nacer.
The Biograph Girl
Florence Lawrence fue una actriz de cine mudo que comenzó su vida artística de niña, actuando junto a su madre. Tuvo mucho éxito y se la conoce como la primera actriz de la que se supo su nombre (hasta entonces, los actores no aparecían en los títulos de crédito).
Fue una mujer entusiasmada con la mecánica. En 1912 se compró un automóvil, algo bastante peculiar para una mujer de esa época. Florence inventó un mecanismo que funcionaba como una señal de intermitente. Al apretar un botón, se levantaba o bajaba una bandera en el parachoques trasero, indicando la dirección. Además, también desarrolló un invento para avisar a los motoristas de un stop próximo. Al pisar el freno, aparecía una pequeña señal que decía “Stop” en la parte trasera del coche. Además de esto, inventó el primer limpiaparabrisas eléctrico, que se comercializó en 1917. No fue hasta 1925 que se patentó algo parecido al invento de Florence.
Si ahora sabemos esto es porque se ha escrito sobre ello, pero es probable que en su época el hecho del invento pasase bastante desapercibido.
Su historia no acabó bien… Tras un accidente de trabajo, quedó desfigurada y con la espalda rota. Le empezó a ser más difícil trabajar, ya no le daban papeles protagonistas. En su vida personal, fue enlazando matrimonios desastrosos y empezó a sufrir de una enfermedad de los huesos. Acabó suicidándose.
El caso 112
En 1991 vi un documental sobre una vagabunda que había muerto al caer por las escaleras del metro y que había sido actriz cuando era joven. La historia me dejó muy impactada. He logrado localizar este documental sobre Rosa Pérez Lema y recomiendo encarecidamente que lo veáis, porque ilustra a la perfección la vida de una persona que parece triunfar y que luego se hunde en el fracaso más absoluto.
Rosa Pérez Lema comparte algunos hechos biográficos con Florence Lawrence. Como ella, procede de una familia artística, en este caso, acróbatas de circo, por lo que muy temprano aparece ya en espectáculos.
Si ves el documental, observarás que ella lo intentó una y otra vez, como actriz y después como rejoneadora, ella quiere triunfar, se lo cuenta a todo el mundo, llega a compartir foto con Francisco Rabal o con El Cordobés…
112 es el número de la tumba de persona no identificada en la que fue enterrada hasta que aquel equipo de televisión se interesó en saber más sobre ella, en una investigación ardua y profunda.
¿Cuántos de estos fracasados con éxito habrá a nuestro alrededor?
No sabemos nada. Están ocultos. Puede que tengan un cierto éxito, no vamos a negar que van Gogh vendió algunos cuadros, que Phillip K. Dick ganó varios premios y publicaba regularmente, que Florence Lawrence hizo más de 300 películas y llegó a tener mucho dinero, que Rosita Lerma destacó como rejoneadora…
Pero, ¿quién sabe dónde están ahora las personas como ellos? ¿Saben ellos/ellas que podrían ser especiales para generaciones futuras? ¿Cómo vivirán el fracaso? ¿Intuirán la genialidad de su obra, de sus inventos, y verán cómo no les es posible persuadir a casi nadie de su importancia?
Si siguen estas trayectorias atormentadas y horribles, seguiremos sin saber nada, solo algunos privilegiados estarán cerca de sus capacidades, y serán otras generaciones las que los descubran. Son como los cisnes negros, fenómenos atípicos que no se pueden predecir…
Commentarios
3 respuestas a «El éxito de los que fracasaron»
[…] línea con los fracasados que tuvieron éxito, pero en un nivel más cercano a lo sórdido, están las viejas glorias que nunca lo […]
[…] Desde aquel momento, he venido reflexionando: ¿cuándo un guion de vida ganador se convierte en un guion perdedor? ¿O es que siempre había sido perdedor y estaba esperando «la […]
[…] También hemos hablado aquí de la desgracia de personas con un guion perdedor que les ha llevado a morir en el Metro, a pesar de haber hecho sus pinitos en el mundo del […]