Una de las decisiones que la vida nos pide tomar ahora es cómo vivir la nueva normalidad. Hay una serie de consejos (medidas de seguridad) y también un amplio campo de incertidumbre e interrogantes.
¿Me desescalo o no me desescalo?
Tal como cuando dividíamos el mundo en dos, podemos pensar que hay dos formas de vivir la nueva normalidad.
Están los que siguen las recomendaciones al pie de la letra y se mantienen todavía prudencialmente distantes de su familia y no digamos de sus amigos. Esta forma de vivir la nueva normalidad puede implicar la creencia de que nada ha cambiado, por tanto eligen el aislamiento y la seguridad.
Ya habíamos mencionado algo de esto al revisar algunas preguntas sin respuesta, como de dónde salen los expertos, cuando hablábamos del síndrome de la cabaña.
Otras personas eligen desescalarse, se relacionan como antes de la pandemia, caminan por la calle sin la mascarilla (o la mascarilla como babero) y en general no guardan las distancias de seguridad. Esta forma de vivir la nueva realidad implica la creencia de que ya no hay riesgo, por tanto eligen abrirse y volver a actividades de antes del confinamiento.
¿No hay punto medio?
Antes o después, la persona se encuentra ante una elección que corresponde con una de las dos opciones: tras presentarse en una terraza con mascarilla y saludar a sus amigos con el codo, se sientan todos cerca unos de otros (lo que la mesa y el espacio permiten) y se quitan la mascarilla para tomar lo que han pedido.
Si una persona elige permanecer confinada, sencillamente no puede quedar con sus amigos en un entorno social. Podrá quizá quedar en casa de alguno de ellos y sentarse todos a metro y medio del resto. Para tomar algo, lo tendrán que repartir en raciones individuales.
Es posible que la misma persona siga las dos formas de vivir esta situación. Podemos ver a alguien hacer la compra con mascarilla y guantes y mantener las distancias de seguridad en Mercadona, y salir por la tarde con un grupo de amigos con los que olvida las distancias y resto de medidas.
Las personas que eligen desescalarse están viviendo una nueva normalidad casi igual que la antigua normalidad y las personas que eligen protegerse están viviendo una nueva normalidad muy parecida a la fase 1 de la desescalada.
En los grupos que conozco y que estuvieron muy activos durante el confinamiento, por ejemplo dedicándose canciones mutuamente, hay personas que ya se reencuentran y otras que deciden esperar.
¿Entonces qué hago?
La combinación de ambas, realizada de forma consciente, puede ser un camino a seguir.
Así, es posible volver a salir a la calle con plena libertad… llevando la mascarilla puesta. Es posible tomar algo en una terraza… quedando con pocas personas y de confianza. Es posible volver a la oficina… siempre que se nos ofrezcan las medidas de seguridad necesarias.
Lo que no parece tan fácil es conocer gente nueva: todas las iniciativas para crear grupos y hacer amistades o ligar implican riesgo. Parece que las personas que estaban solas y que han pasado un confinamiento duro lo van a tener más difícil también tras esa etapa, porque tratar de conocer gente y relacionarse pasa por acercarse de nuevo a las otras personas y confiar, a veces a ciegas, en que no nos van a contagiar. Así que esos viajes de singles de los que hemos hablado alguna vez están en riesgo de no producirse este año.
¿Cuál es tu caso? ¿Te has desescalado? ¿Sigues en confinamiento? ¿Crees que las situaciones de la nueva normalidad son seguras?
Como siempre, te agradezco mucho que te tomes el tiempo tanto para leer el artículo como para compartir tus pensamientos en comentarios.