En este blog tenemos una categoría completa sobre la consciencia a tu disposición. Sin embargo, nunca hemos entrado a definir qué es. El propio diccionario de la RAE tiene 4 acepciones, mientras que el panhispánico de dudas nos aclara las diferencias entre conciencia y consciencia. Más allá de la discusión lingüística, un artículo de The Economist ha definido la consciencia desde un enfoque científico. Vamos a partir de este enfoque y tratar de desentrañar de qué hablamos realmente.
El artículo de The Economist comienza con la famosa frase de Descartes:
Pienso, luego existo.
René Descartes.
La afirmación de Descartes solo incluye la propia consciencia: ningún individuo puede asegurar de otro que sea consciente de sí mismo (que es de lo que habla el artículo mencionado). Tampoco sabemos a ciencia cierta si un animal es consciente de sí mismo. Se han hecho estudios, como poner un espejo frente a distintas especies, para comprobar si se reconocen. Algunas especies como delfines, chimpancés o elefantes parecen reconocerse, otras como gorilas, perros o monos, no.
El artículo también distingue dos estados: estar despierto como evidencia de consciencia y estar dormido como ausencia de la consciencia. También se indaga, a partir de distintos descubrimientos científicos, dónde podría alojarse la consciencia en el cerebro, y se propone el claustrum, una zona del córtex cerebral. Esta estructura, que existe en cada uno de los hemisferios, conecta varias partes de la corteza.
Aumentar la consciencia
Los artículos de este blog, sin embargo, tratan de la consciencia como algo que se puede aumentar, no como una variable binaria (o se está consciente o se está inconsciente). Así, artículos como el que mencionaba Lograr el milagro de estar atento, derivan el concepto de consciencia de estar atento o no (“awareness”). Por tanto, habría un rango de matices desde vivir sin prestar atención a lo que nos rodea hasta vivir intensamente el presente, la acción, con una atención plena (mindfulness) a lo que nos rodea.
En diferentes místicas, se habla de un “despertar” desde el estado consciente que aún no está atento a la realidad presente. Es un segundo despertar, el que han buscado durante siglos (quizá miles de años) distintas filosofías. Es ese camino en el que no hay camino, en el que la meta es el camino, o en el que la forma de alcanzar “el monte Carmelo” es hacer nada.
Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.
Conocidos versos de Antonio Machado.
Atención plena
Esta consciencia de atención plena tiene dos componentes: una parte de autoconocimiento, en la que la persona observa sus pensamientos, emociones y estado físico, y una parte de conocimiento hacia fuera, en la que la persona presta atención a lo que le rodea desde una posición calmada, como si se tratase de una cámara de vídeo que grabase la realidad, registrando todos los sonidos, colores, olores… Esta división hacia dentro y hacia fuera no la hacen los budistas: todo es lo mismo, son entidades indivisibles; el yo se observa a sí mismo.
Generalmente, la consciencia plena se describe como un estado contemplativo, en el que la persona es un receptor de informaciones, pero también incluye la vivencia completa del presente, en la acción, sin filtros de creencias, emociones o automatizaciones del pasado. En este estado, cada segundo es totalmente nuevo y original, no ha ocurrido nunca antes ni volverá a ocurrir. Sin tener la vista empañada por creencias, rituales o emociones secundarias con un origen en un momento anterior, se accede a la vivencia en el momento presente.
¿Sientes que eres consciente de tu día a día, de cómo discurre tu mente? ¿Sientes por el contrario que cada día es el día de la marmota y te vas dejando llevar sin prestar mucha atención? ¿Tienes momentos de mayor claridad, en los que pareces estar experimentando la realidad sin ningún “filtro”? Como siempre, muchas gracias por leer, comentar si te apetece y compartir también.