Doña Leandra, manchega ella, lo tiene claro:
Tal el tiempo, tal el tiento.
Doña Leandra.
Esto le dijo a su marido don Bruno cuando el otro se planteaba renunciar a un cambio de bando porque los moderados le ofrecían todo aquello que había estado pidiendo a los progresistas.
Doña Leandra y don Bruno son personajes de Bodas reales, el Episodio Nacional número 30 de Galdós.
¿Y qué significa este refrán?
Según nos cuentan en el Centro Virtual Cervantes, se refiere a la necesidad de adaptarse a los cambios, en la sociedad y en la vida. Pero, ojo, este refrán es muy antiguo, está en desuso; lo utilizó Cervantes en El Quijote y lo reprodujo su fiel admirador don Benito en la novela ambientada en el siglo XIX.
¿No es interesante comprobar que los cambios y la inestabilidad ya existían antes de los tiempos que vivimos? Y lo cierto es que el siglo XIX en España fue, como mínimo, turbulento. Así, doña Leandra también nos dice que
A quien se muda, Dios le ayuda.
Doña Leandra.
No lo dice en el sentido de cambiarse de ropa o de población, sino, de nuevo, en el de adaptarse a los cambios que se están viviendo.
Cómo aplicar el cambio en tu día a día
Cada segundo que se vive es distinto al anterior. Cada presente es nuevo, la vida se renueva constantemente. Pero nuestro cerebro está diseñado para automatizar procesos, crear e identificar categorías, de manera que tenemos la sensación de que cada día es el día de la marmota.
Por otro lado, observamos que el mundo a nuestro alrededor “se desmorona” y lo viejo conocido da lugar a novedades que vivimos con extrañeza, cuando no con desprecio o miedo. Doña Leandra nos dice que Dios ayuda a quien se muda. Y esto se puede hacer de varias formas:
- Aprende algo nuevo: vivimos una época fascinante en cuanto a cambios tecnológicos. ¿No te interesa saber mejor qué es eso de la IA y cómo se usa? O bien, puede que, precisamente por estos cambios, ahora más que nunca quieras aprender un oficio artesano, como el de alfarero. O una técnica de ayuda, como la arteterapia. Lo bueno es que las oportunidades son más accesibles que nunca.
- Reaprende algo en lo que te formaste hace muchos años. ¿Recuerdas la fecha de tus últimos estudios oficiales? Yo he tenido que pedir mi certificado de notas de la Licenciatura y me comentaron que, por la fecha en la que terminé, tenían que “elaborarlo a mano a partir de unos cartoncillos”. Realmente, al repasar algunos de mis certificados, casi me parecen pergaminos.
- Presta atención a tu respiración. Puedes reservar momentos en los que sólo hagas esto, como la práctica de mindfulness, o puedes observar cómo respiras (o contienes la respiración) mientras trabajas, en un momento de estrés o en uno de calma total. La respiración une la mente y el cuerpo y es un fenómeno que te trae al presente. El cambio ocurre en el presente. O más bien: el presente es permanente cambio.
- Haz alguna actividad que te motive mucho. Ya sea caminar por el campo, ir al teatro o bailar zumba, si practicas las actividades que más te motivan te es más fácil apreciar los cambios en ellas: cambio en el follaje de los árboles, ver una obra de teatro que desconoces, aprender nuevos pasos de baile… Incluso si ves la misma obra, cada representación es única. Y cada ejecución de un baile.
- Abraza el cambio. Di sí a todo como es. A veces, el cambio viene de fuera, por tanto, no lo hemos decidido y nos resistimos a asumirlo. Muchas veces es un fenómeno triste, negativo, o que nos enfada. Frente a la dureza de un destino, siempre está la opción adulta de decir sí a todo como es, sí a todos como son.
¿Cómo te adaptas a los cambios? ¿Produces cambios en tu vida que te permiten vivir experiencias más ricas? ¿Estás aprendiendo algo nuevo o reaprendiendo algo antiguo? Me gustaría conocer tu opinión: siéntete libre de dejar un comentario o escribirme. Y por supuesto, comparte con quien quieras esta publicación. Muchas gracias por leer.