Un camino de mil millas comienza con un primer paso.
Lao Tse.
Para alcanzar lo que quieres lograr, necesitas dar el primer paso. Y lo podrás dar cuando te deshagas de la creencia de que tu objetivo es una enorme bola que lo incluye todo. Cualquier proyecto se puede desgranar en piezas. Algunos de ellos son idóneos para esto, cuando se componen de unidades similares y cada pieza se repite una y otra vez. Es como construir con piezas Lego.
¿Cuál es tu pieza Lego?
De nuevo, recurro a Bent Flyvbjerg para explicar cómo se logran resultados, sea en lo personal o en lo profesional. Llevo gestionando proyectos de formación online desde 2010, y veo que las dificultades que surgen en su ejecución son muy parecidas a las que describe este profesor experto en megaproyectos. Y lo mismo ocurre con los proyectos personales.
Una de las formas de hacer que el camino de mil millas se nos haga más llevadero es identificar qué supone un paso en él, sobre todo, el primer paso. El camino se completará con pasos semejantes entre sí, por tanto, es importante saber por dónde empezar.
Por ejemplo, si tu objetivo es leer más, se puede concretar este logro cuantificando qué es “más”. Puede que el año pasado leyeras 5 libros y este año quieres leer 10, 20 o 50. Siendo realistas, es decir, ateniéndonos a los datos de las lecturas de años anteriores, tiene más sentido un objetivo modesto de 10 libros, porque ya es el doble de lo logrado el año anterior. Si pensamos que vamos a leer 50 libros, el esfuerzo es cinco veces mayor. Quizá no se logre y derive en frustración.
En este ejemplo, el primer paso es coger el libro, abrirlo, leer. Ese paso puede estar mucho más detallado: elegir un libro concreto por el que se siente una motivación para leerlo, elegir una franja horaria en la que le podamos dedicar tiempo a la lectura y acotarla, por ejemplo, media hora, elegir unos días de lectura compatibles con el resto del horario y disfrutar a tope.
Puede que parezca muy engorroso, ¿tantas elecciones? El problema es que, si no se hacen, el primer paso de abrir el libro y leerlo puede quedarse en el único. Después, el libro estará rondando por distintas superficies, con el marcapáginas señalando dónde te quedaste, de dónde no pasaste. Y si es un libro electrónico, el hecho de que esté apagado y que no muestre el avance es suficiente para olvidar la lectura por completo.
¿Cuándo entrar en acción?
En el post anterior veíamos la importancia de planificar despacio cualquier proyecto que vayamos a emprender. También vimos cómo Tony Robbins recomienda entrar en acción masiva YA, cuanto antes. Pues bien, ambas cosas son ciertas. En un proyecto que requiere poca inversión, como el de la lectura, podemos lanzarnos a dar el primer paso, esto es, leer, sin comprometer recursos. Simplemente, abrimos el libro y nos sumergimos en otra realidad. Quizá una vez experimentado esto, sin cronometrar el tiempo que dedicamos, saquemos conclusiones. Por ejemplo, puede que prefiera leer una hora cada dos días que media hora todos los días. O puede que un libro me enganche tanto que lo lea de una sentada, mientras que otros requieren ir digiriendo la información poco a poco.
Lanzarnos a la acción nos da una información que no podemos tener cuando sólo estamos pensando en lo que vamos a hacer.
Pensar en la acción no es actuar.
Al ponernos manos a la obra, descubrimos un montón de factores que no habíamos tenido en cuenta. Por ejemplo, puedes darte cuenta de que la luz que tienes es insuficiente para la lectura, o que el asiento que has elegido es incómodo, etc. Precisamente, “fallar pronto” es una de las leyes de la gestión de proyectos ágiles: encontremos cuanto antes qué es lo que no funciona para actuar sobre ello.
Lo esencial para ti
A veces, en proyectos más grandes que el leer más, como pueda ser un cambio de carrera profesional, podemos quedar paralizados por las creencias, el exceso de análisis, el miedo o la sensación interna de que nos estamos equivocando. En este tipo de proyectos personales, es fundamentar pensar despacio e indagar la verdadera razón por la que quieres lograr tu objetivo.
Puede servir encontrar qué es lo esencial para ti, algo que recomienda Brigitte Champetier. Es posible que tus expectativas sobre el cambio de carrera profesional estén basadas en ilusiones del Niño (estado del Niño del A. T.), no en lo que necesitas como persona adulta. Por ello, quizá lo esencial difiera bastante de tus expectativas. Si no encuentras la motivación última, el porqué, vas a avanzar por un camino equivocado. Para dar el primer paso, puedes realizar este ejercicio de Insconsfa, que te permite centrarte y ver más allá.
Cuando entras en acción, cuando empiezas a caminar, cada paso te da información nueva que desconocías. Algunos son “saltos mortales”, como el cambio de carrera. Sin embargo, ese gran salto también se compone de pequeñas piezas: crear o renovar tu imagen de marca, crear y mantener contactos, aprender algo nuevo, entrenarte en una habilidad concreta… Y dentro de cada pieza, hay más piezas. Por ejemplo, para crear tu imagen de marca tendrás que elegir cómo la comunicas, qué te define, por qué eres el candidato perfecto, etc. Pequeños pasos. Pasos importantes.
Me gustaría conocer tu opinión. ¿Cómo te enfrentas a nuevos proyectos? ¿Consigues aislar ese “primer paso”, esa pieza que luego simplemente se va a repetir? Muchas gracias por leer y por compartir.