¿La puerta está abierta?

A veces [los seres humanos] son metidos en jaulas y tratados como ratas, manipulados y sacrificados a voluntad por sus amos. Pero muchas veces la jaula tiene una puerta abierta, y un hombre no tiene más que salir si lo desea. Si no lo hace, normalmente es su guion el que le mantiene allí.

Eric Berne

La historia

Una mujer mayor sentada en un jardín con hortensias

Hay una vecina mayor a la que veo muchos días sentada en un banco en la acera de enfrente de su casa. Debe de haber unos 5 o 10 metros entre el banco y la casa. Desde ahí ve pasar gentes y coches a la sombra de unos árboles.

Desde fuera, veo una cadena invisible que ata a la señora a la casa, como si fuese un perro, como si fuese un pájaro dentro de una jaula abierta.

Quizá hay otra vecina mayor que no consigue ni eso: está siempre dentro de su casa y no la vemos. Está totalmente sola y engaña al silencio con la tele y la radio. No tiene ninguna dolencia grave pero no es capaz de salir.

¿Cuál es la historia de estas mujeres?

Los límites

Siempre que afirmes que no eres capaz de hacer algo, habrá una persona que te dirá que alguien con tu mismo límite (enfermedad física, enfermedad mental, edad, condición, situación económica…) lo ha logrado y ha hecho muchísimo más. Se lo pueden contar a esa señora a menos de diez metros de su casa y también a la otra, a la que solo mira al exterior corriendo un poco el visillo.

¿Hay o no hay límites? Parece ser que muchos seres humanos son capaces de lograr lo extraordinario y también parece ser que muchos otros encuentran límites tan duros como paredes y, cuando tratan de empujarlos y ampliarlos, lo único que consiguen son golpes. Y aun otros que no encuentran esos límites porque no los buscan.

No tengo claro si los límites son impuestos desde fuera o desde dentro, si se nace con ellos o si surgen como respuesta a un acontecimiento traumático. Si seguimos la cita de Berne, pensaremos que los hemos forjado entre los 5 y los 7 años como un guion de vida.

En cualquier caso, no tengo claro si hay que “luchar” contra los límites que se perciben.

La mejora continua

En particular, pienso en todos aquellos trabajos de crecimiento o “mejora”. ¿Mejora? Cuando se piensa en mejorar algo se piensa que no está bien tal cual está.

Ya, ya, me diréis: pero si una gran sección de tu blog trata sobre el desarrollo personal. Pues es así. Quizá el matiz sea que pienso que una persona puede desarrollarse y seguir siendo tal y como es.

Por ejemplo, seguir teniendo un guion “hasta” (hasta no terminar las obligaciones no puedes disfrutar) pero que este guion sea más amable, menos dramático.

O por ejemplo, desarrollar una nueva habilidad y trabajarla “creciendo”, pero sin dejar de ser quien se es; es más, aceptando, apreciando y llevando con dignidad aquellas características que nos hacen ser personas únicas.

Aceptar la diferencia

Pienso que las “ayudas” a “mejorar” que no funcionan son aquellas que se basan en lo siguiente: identifican los límites de una persona y a continuación buscan que desaparezcan a partir de “nuevos hábitos” que la persona abandonará pronto, porque no los ha podido integrar y porque son un ataque directo a esa persona tal cual es.

La ayuda que acepta la diferencia comienza por uno mism@. Primero dices: yo soy así, incluso aunque no le guste a los demás, incluso si me dicen x (que soy aburrida, autoindulgente, dependiente, procrastinadora, que tengo un trastorno, que debería salir y divertirme y viajar e irme lejos…).

A esas mujeres, la que no puede avanzar más allá del banco frente a su casa, la que no puede si quiera pisar la calle, les podemos reconocer su diferencia, comprender su dolor con compasión, quizá decir: si algún día te animas a dar un paso, yo te acompaño.


Commentarios

3 respuestas a «¿La puerta está abierta?»

  1. […] modelo de “las familias”. Esto va de soledad, la misma soledad que se revelaba en esa mujer que sale a sentarse al banco frente a su casa para poder ver gente. La soledad del que se ve obligado a crear un escaparate virtual en Instagram […]

  2. […] me ha recordado a la mención que hace Eric Berne sobre vivir como un pájaro en una jaula cuya puerta está abierta, pero que nos da miedo […]

  3. […] muchas personas solas, dentro de su casa-como-celda. Ya escribí sobre ello cuando observaba a una vecina del barrio sentarse en un banco a diez pasos de su casa, vecina que ahora tendrá que permanecer sentada dentro. O cuando describí los eufemismos que […]