Siempre puede haber alguien a quien le vaya peor que a ti. Se tenga el problema que se tenga, no estamos solos, los que nos rodean tienen problemas iguales o mucho peores. A esto lo llamo yo “los ricos también lloran”, que para mí significa que no importa lo bien que te vaya en la vida (salud, dinero, amor, trabajo), algo te puede caer en cualquier momento que empañe tu felicidad.
Relativizar
Lo mejor: relativizar, desdramatizar, quitar hierro al asunto. Lo que nos pasa a cada uno de nosotros es común a lo que le pasa a otros. Cuando nos ensimismamos en nuestro propio ombligo se nos olvida el sufrimiento ajeno. Conocerlo y tener compasión por los demás ayuda bastante a relativizar nuestros propios problemas, que al final resulta que no son tan graves… O que, si lo son, tienen cierto consuelo en compartirlos.
Cuando te apetece quejarte
Si lo que necesitas es quejarte, plantea tu problema en un grupo. Espera las respuestas. Seguramente escucharás muchas desgracias que harán tu problema mucho más pequeño y te ayudarán a olvidar la queja por un tiempo.
Lo cierto es que, sea lo que sea aquello de lo que te quieras quejar, siempre encontrarás a alguien al que le ocurre algo mucho peor. Los lugares habituales para encontrar quejas peores que las tuyas son la oficina, la puerta del colegio, el gimnasio o las actividades de ocio.
Es como el mus
Lo cierto es que compartir quejas puede convertirse en un juego al que juega la gente adulta, que quizá esté descrito por Eric Berne.
Parece el mus.
Tras la ronda de descarte, se empieza a envidar a la grande. La grande son por ejemplo enfermedades crónicas, no tener trabajo, perder a la pareja, estar en quiebra.
Luego se envida a la chica. La chica es tener una uña rota o un padrastro, tener un constipado, haberse tenido que duchar con agua fría porque no había gas, etc.
Pares puede ser un juego de padres: cuántos hijos tienes (pareja, trío…), qué problemas tienes con cada uno, con sus colegios, con sus profesores, con sus actividades…
Y el órdago es cuando uno de los jugadores de pronto suelta una bomba. Están todos jugando a grande, o a chica, y de pronto un jugador dice: “con metástasis”. O dice “y se murió”. O peor aún: “se mató”.
Por si hay dudas, este es el espíritu
O este:
Fuera ya de la descripción del juego, en la que he querido ser un poco irónica a la manera de Berne, lo cierto es que compartir nuestros problemas ayuda a ponerlos en su sitio, a conocer y comprender problemas mayores y a sentirse escuchado/a y acogido/a.
(*)Me ha faltado encontrar un símil para “juego” en el mus, para sumar 31 con las cartas. Sería algo que acumule puntos… O quizá las cosas que se me han ocurrido son oscuras y he decidido no compartirlas.