Hay épocas en las que toca plantar semillas y no obtener ningún tipo de fruto, bien porque las que se plantaron antes se arruinaron, bien porque ahora se han cultivado otras distintas o que llevan más tiempo. Y me da que el año 2024 va de esto: mucho plantar y poco cosechar.

Sea como sea, la herramienta que permite aceptar una situación en la que se invierte sin ver los beneficios, se trabaja sin disfrutar los rendimientos, se sacrifica el placer presente por un futuro dudoso, es el agradecimiento: sentir gratitud por lo que ya se tiene, por el apoyo que se recibe, por los regalos que inesperadamente ofrece la vida. Recordarás que comencé el año dando las gracias a personas clave. Y es que:

La espera es más apacible desde el agradecimiento.

Imagen de Nattanan Kanchanaprat en Pixabay.

¿Quién hizo esta mesa?

Recordaréis que estuvimos hablando del maestro Nhat Hanh. Uno de los temas de meditación es reflexionar sobre cómo han llegado las cosas a ti, tanto objetos como alimentos. Por ejemplo, la mesa proviene de la madera de un árbol, del trabajo de un carpintero, del mineral obtenido para fabricar los tornillos… O, si pensamos en la comida, esa bandeja de pollo del Mercadona viene de uno o más pollos que una o más personas han matado por ti, les han quitado las plumas, los han despiezado, a veces les han arrancado la piel, los han colocado en bandejas, los han pesado, etc. De otro sector proviene la fabricación de esas bandejas, que proceden del petróleo y en la que han participado otras personas. Realmente, cada elemento físico que está a tu disposición puede agradecerse profundamente a un montón de personas, animales, plantas y minerales.

Coherencia cardiaca

La primera vez que oí hablar de la coherencia cardiaca fue al fallecido médico francés David Servan-Schreiber. Lo leí en su libro Curación emocional. La coherencia cardiaca es ese estado de placidez en el que el corazón late de forma regular y está activo el sistema parasimpático. Se logra con facilidad cuando se tienen sentimientos de amor incondicional, por ejemplo, los que sentía un niño con su perro, en uno de los estudios. Pues bien, hace unos días escuché de nuevo esta expresión en el taller de respiración funcional de Elena Frías, que forma parte del monográfico de emociones que estamos impartiendo en el Centro Tai San. Y no fue en relación al amor incondicional, sino al agradecimiento. Este sentimiento produce el mismo tipo de serenidad, de coherencia entre el corazón y el cerebro. ¿No es fascinante?

Imagen de Gordon Johnson en Pixabay.

Hacer limonada

Hay unos cuantos refranes para los momentos de oscuridad, como este:

Si la vida te da limones, haz limonada.

Refrán popular.

O: “Si lloras porque se puso el Sol, las lágrimas no te permitirán ver las estrellas”. También se habla de poner al mal tiempo buena cara. Pero, ¿puede forzarse esto cuando la situación, sea personal o sea colectiva, no tiene visos de mejorar? En momentos así, en momentos de seguir sembrando a pesar de una cosecha ruinosa anterior, de seguir plantando sabiendo que los frutos tardarán, el agradecimiento es el instrumento que permite aplicar los famosos refranes.

Se puede empezar por elaborar mentalmente qué puedes agradecer: es mucho más de lo que piensas. Puedes comenzar por la vida que te dieron tus padres, un gran regalo. Todo lo que te ha traído hasta el momento presente ha sido ayuda, han sido regalos: educación, alimentación, vestimenta, viajes, mascotas… Y lo que tienes ahora, lo que te rodea: amistades, familia, un lugar donde refugiarte, medios para comunicarte… Son tantas cosas, que quizá sea interesante tomar una cada vez que quieras sentir gratitud y, como hemos hecho antes con la mesa y con el pollo, considerar la participación de distintas personas y elementos de la naturaleza para que ese regalo haya llegado hasta ti.

Otra opción es mantener un diario en el que se anoten tres regalos que se han recibido cada semana, por mala que haya sido. A veces, el simple hecho de que un día amanezca soleado o encontrar un sitio para aparcar en la puerta son regalos que pueden agradecerse. Al final de un periodo largo, por ejemplo, todo el año 2024, puedes releer lo que anotaste. Quizá descubras que has recibido más apoyo de los demás, o que has tenido más momentos de gratitud por lo que te ofrece la vida de lo que creías. Lo importante es hacerte consciente de ellos.


¿Cómo ha empezado tu año? ¿Qué regalos inesperados te ha traído ya? Gracias por leer y por compartir.


Commentarios

Una respuesta a «Plantar semillas»

  1. […] primeros de año os presenté a Mike Taylor, pero ahora merece la pena hablar un poco más de este especialista en e-learning que no duda en […]