Suspendiste el examen

Lo reconozco, era una prueba difícil. El test de normalidad comenzaba con 7 preguntas que podías más o menos ir pasando, pero al llegar a las pruebas de fuego te viniste abajo… sobre todo con la última.

Sara Carbonero, Mozart, Penélope Cruz

Sara Carbonero

Se ha hecho viral la carta de una periodista que estudió con Sara Carbonero. No sé si ya se nota la comparación odiosa: “una periodista” frente a “Sara Carbonero”. Entiendo que esta periodista es María Jiménez, por una etiqueta que aparece al pie del artículo. Pero ya el texto es anónimo y solo refleja la fama y el éxito de Sara Carbonero.

La periodista se pregunta qué ha hecho mal. Nosotr@s, en la escuela de lo común, pensamos que no has hecho nada mal. Pensamos que eres única, y pensamos que no eres Sara Carbonero ni tienes por qué serlo.

Por razones que se escapan a nuestro entendimiento, Sara Carbonero fue por el camino de la fama y la periodista anónima no.

Ningún famoso ni héroe ni ser extraordinario pasaría las pruebas de la normalidad: ellos y ellas se ven obligados a hacerse muchas fotos, a publicarlas, a ir de vacaciones a sitios especiales, a controlar de continuo sus tiempos, a describir en ocasiones su trabajo con términos en inglés, a no cometer errores, a saberlo todo, a tener una pareja también extra-ordinaria y a no pasar de la franja de 30 a 40 años, si es que han llegado a ella. Por eso tantas operaciones de estética…

¿No parece una esclavitud vivir así?

Nuestra periodista, los que habéis suspendido y yo misma compartimos algo con Antonio Salieri: no hemos superado la prueba de fuego 4: batalla final, que consiste en aceptar los límites propios y entender por dónde va en realidad nuestra vida, alejándose a marchas forzadas de la fama.

Mozart

Mozart era un ser extraordinario, un verdadero genio.

 

Wolfgang Amadeus Mozart, un genio extraordinario

Si bien la película Amadeus parece no ser fiel a la realidad, es probable que a todo genio como Mozart le rodeen varios personajes no tan brillantes, como Antonio Salieri. El genio parece producir de forma natural su rasgo atípico, su diferencia, su originalidad, mientras que el resto a su alrededor hace grandes esfuerzos por poder si quiera compararse a él.

Es mucho más duro ver triunfar a un genio en el área en el que nos encantaría destacar que observar el triunfo sin tener ninguna cualidad comparable.

Alguien como el Antonio Salieri que magistralmente retrata la película se retuerce de dolor al ver a otro triunfar con tanta facilidad en su mismo elemento.

(Hemos de decir en el descargo de Mozart que se tomaba muy en serio su música y que no era un personaje tan frívolo como se muestra en la película).

Penélope Cruz

Penélope Cruz es mi Sara Carbonero en cierto sentido.

Yo hacía ballet clásico en una academia en Alcobendas, y a los diez años irrumpió en ella Penélope Cruz (tenemos la misma edad). Reconozco que a esa edad todavía creía que podía ser bailarina, pero no era consciente de que no tenía la capacidad para ello. Aparece Penélope (es cierto que cuando conoces a alguien le llamas por su nombre de pila) y de pronto la presentan al conservatorio y se lleva papeles importantes en el festival de fin de curso, ¿por qué?

Al igual que cuenta la periodista sobre Sara Carbonero, Penélope atraía la atención. Ya a esa edad llenaba el escenario. Su carisma hacía que en el vestuario se hiciese con la atención en unos segundos, era como un imán irresistible de espontaneidad y fuerza que ya despertaba ciertas envidias. Si la veías por la calle te llamaba la atención, parecía haber un halo a su alrededor, un halo de distinción, de estilo, de originalidad.

No sentí nunca una sensación de rivalidad con ella, en muy pocos años fui plenamente consciente de que no iba a ser bailarina, y lo dejé (a los 14). Ella por entonces estaba en 3º de conservatorio, creo recordar. Penélope fue a veces mi pareja de baile, por altura. Y una vez me maquilló cuando hicimos un espectáculo en una plaza de la ciudad. Ya está, esa es toda la relación.

Ya que ella estaba triunfando por todo lo alto (en esa época siendo modelo de catálogo y muy pronto haciendo el vídeo de Mecano La fuerza del destino, del álbum Descanso dominical), muchas otras adolescentes se apuntaron a la agencia de modelos en que estaba ella. Chicas más guapas. Chicas con mejor cuerpo. Daba igual: lo que tenía Penélope no lo tenía ninguna otra a su alrededor.

Y esto, amig@s míos, creo que es algo que escapa a nuestro control. Por eso nadie da con la fórmula de por qué Penélope sí y la chica de al lado no: porque no hay fórmula.


¿Cómo te fue a ti? ¿Conoces a algún famos@ que creció a tu lado como uno más? ¿O a alguno que ya apuntaba maneras del éxito absoluto? ¿Eres tú mismo un famos@ al que le gustaría dar su punto de vista? (Esto nos ayudaría mucho en la escuela de la normalidad). ¡Gracias por compartir!


Commentarios

3 respuestas a «Suspendiste el examen»

  1. […] Hemos hecho juntos un experimento interesante a lo largo de una serie de posts, más o menos en verano, que ha consistido en hacer lo común. Se trata, en resumen, de vivir la vida sin más, de no darse importancia buscando destacar a costa de perder la intimidad, buscando una pareja corriente y aceptándose como un humano “normal y corriente” sea esto lo que signifique. Incluso hicimos un test final y dimos “feedback” a los que no lo aprobaron… […]

  2. […] en un anuncio, ser entrevistado una vez (30 segundos), ser un extra en un capítulo de una serie, haber conocido a un famoso cuando no lo era, […]

  3. […] impresionar tanto como si fuesen seres superiores. Ya he contado alguna vez que yo he conocido a una persona muy famosa cuando no lo era y luego lo empezó a ser. Ya tenía ese carisma que atraía las miradas sobre […]