El propósito que lo guiaba no era imposible, aunque sí sobrenatural. Quería soñar un hombre: quería soñarlo con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad. Las ruinas circulares. Borges
Alguien me sugirió que escribiese sobre los sueños en este blog. No había pensado que pudiera formar parte de lo que estoy tratando últimamente, pero de pronto recibí un regalo: Fundación Telefónica daba una conferencia sobre los sueños como parte de su ciclo Repensando el mañana: ¿Para qué soñamos?
Sidarta Ribeiro y Mariano Sigman mantuvieron una charla con la periodista Pampa García Molina sobre el tema, tomando como base el libro El oráculo de la noche, de Sidarta Ribeiro. Y lo que hablaron en ella los neurocientíficos invitados me acabó de convencer de tratar sobre los sueños ahora.
Comienzo por el final: me sorprendió positivamente cómo el autor del libro, un neurocientífico, daba valor a toda la tradición ancestral, esotérica y psicoanalítica del análisis de los sueños.
Recuerdos y proyección de futuro: los dos componentes de los sueños
Los sueños son producto de la actividad de las neuronas. No son solo recuerdos, sino que se involucra al sistema de recompensa del cerebro (deseos y miedos). Sirven para forjar lo que somos y preparar el día siguiente. De esta manera, se podría decir que quien sueña menos es menos sí mismo (en palabras de Mario Sigman).
La actividad eléctrica del cerebro durante la noche es tan alta como durante el día. Es, sin embargo “otra fiesta”. Una de las explicaciones de la necesidad de soñar es que nos permite ordenar “en silencio” y asimilar lo que se vive en el día. Tiene una parte de reactivación de memorias y consolidación de lo importante, descartando el resto.
Además de ese “revivir el día”, tiene el componente de tratar de ensayar o adivinar lo que va a pasar al día siguiente, es decir, en el futuro. Esto lleva a Sidarta Ribeiro a llamarlo “oráculo probabilístico”: con el ayer imaginamos el mañana. Por tanto, hay algo de premonitorio en los sueños, se generan nuevas ideas y se juega con distintos futuros.
Vadim Zeland va más allá, afirma que los sueños reflejan acontecimientos reales que podrían suceder en el pasado o en el futuro. Así, las imágenes que vemos parecen pertenecer a un mundo aparte, lo que descartaría que los sueños imiten la realidad. En ese caso, la mente no inventaría sueños, los “vería”.
Volviendo a la conferencia, el sueño es una parte importante de la vida y su origen se remonta millones de años atrás. No le damos el valor que tiene, no lo ponemos al nivel de la vigilia. Aquí, Mariano Sigman mencionó Las ruinas circulares, de Borges: un hombre se propone crear a otro hombre durante el sueño, por lo que se consagra a dormir y soñar, mientras que en la vigilia tan solo se alimenta frugalmente.
Sidarta Ribeiro no olvidó mencionar a Freud y Jung, que ya trabajaron sobre los sueños.
El sueño prepara al soñador para el día siguiente. Carl Jung
Estos estudios se abandonaron por tener el enfoque subjetivo del psicoanálisis, mientras que ahora es posible retomar el tema desde el punto de vista neurocientífico.
Soñar… jugar
Los patrones cerebrales del sueño se pueden analizar, y estamos en el camino de poder ver y grabar las imágenes que se producen en la corteza visual del soñador.
Por otro lado, en el sueño, el cuerpo se separa de la cognición. Podemos volar, saltar, respirar bajo el agua, morir… Es en muchos sentidos como un juego, como una realidad virtual en la que ensayamos mientras el cuerpo se queda quieto.
En este sentido, los sueños lúcidos son un interesante campo de ensayo: el soñador controla el sueño, es su guionista. De esta manera, tiene una actitud activa hacia el sueño, va a cazar sueños, no a ser cazado.
Pensamientos y sueños están alojados en una “malla” de neuronas. Uno de los experimentos que se han realizado es evocar un aprendizaje a partir de un olor. Primero, la persona durante la vigilia aprende una información y se relaciona con un olor, por ejemplo a rosas. Después, durante el sueño, ese olor a rosas hará que la persona trabaje sobre esa información y al día siguiente recuerde más que antes del sueño.
Interpretación de los sueños
En cuanto a la interpretación de los sueños, de nuevo Sidarta Ribeiro nos indica que no hemos de desdeñar la interpretación que se viene haciendo de forma ancestral. Lo cierto es que un catálogo de significados no resulta útil, sino que el sueño solo puede ser interpretado por la propia persona, alguien cercano o su psicoanalista. Aunque esto también se abandonó por no tener base científica, ahora se sabe que hay neuronas especializadas en personajes o entidades imaginarias, que se activan cuando los evocamos o soñamos con ellos.
Desde el punto de vista de las constelaciones familiares, el sueño utiliza símbolos, la metáfora es su lenguaje. Por tanto, solo se interpretan aquellos símbolos que piden ser escuchados, por ejemplo, sueños repetitivos o desagradables. El resto de sueños hacen un trabajo sin nuestra intervención consciente. También es interesante el análisis del insomnio, cuya causa estaría en una culpa no asumida, propia o que puede venir de muy lejos.
Puede ser interesante crear un “sueñario” para conocernos mejor. Cuando tenía 15 años pasé un verano en Irlanda. Tuve unos sueños muy extraños, y se me ocurrió llevar un diario de los sueños; no sabía que se podía llamar sueñario. Lo que sí sé desde entonces es que, cuando se experimentan circunstancias novedosas, los sueños cambian y se vuelven más creativos y apartados de la realidad. Yo los llamo “sueños siniestros“. Y esto lo estamos viviendo también en esta época.
Sueños Covid
¿Recuerdas haber soñado con las mascarillas, con las restricciones, con las personas que han enfermado, las que han muerto?
Se han hecho varios estudios sobre los sueños a partir del confinamiento del año pasado y de la situación que continúa. Lo que se ve es que se tarda un tiempo en incorporar a los sueños algo que nos resulta desagradable: se llama “represión de memorias”.
Es posible que colectivamente estemos teniendo sueños siniestros o pesadillas, esas que también reflejan el síndrome de estrés post traumático. Los sueños colectivos buscan predecir un futuro impredecible. Tal vez podamos resolver, también colectivamente, el significado de lo que soñamos, devolviendo a los sueños su importante estatus. Es justo la pretensión de Sidarta Ribeiro.
Se nos quedan muchos temas en el tintero: ¿Cuándo se sueña? ¿Cuánto dura un sueño? ¿Qué tipo de patologías pueden revelar las disfunciones en los sueños?
La visión humanística, integradora y respetuosa de este neurocientífico sobre la historia de los sueños en la humanidad me lleva a indagar más. Es posible que sigamos tratando este tema más adelante.